Todo parecía normal en la mañana, hasta que el ruído imaginario de los motores de una decena de aviones, hizo que saliera de mi oficina y pudiera deleitarme con un maravilloso espectáculo.
Aviones de papel eran lanzados al viento, llevaban risas, cargamentos de ilusiones y en vez de bombas lanzaban flores.
Eran los alumnos del 5° Básico A, acompañados por su profesora Lucila Silva, quien en clases de folclore, está trabajando con los juegos tradicionales de nuestro país y en esta ocasión, hizo deleitar a los pequeños con " Una cambucha ".
Si alguien sintió el rugir de los aviones, no se preocupen, era el aeropuerto de ilusiones, del Quinto A y su profesora, que los hizo despegar imaginariamente.
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